
Es un pintoresco restaurante ubicado en el entorno de árboles y piedra del museo Gene Byron en Marfil. El restaurante consta de comedor interior, mesas en una pequeña terraza y en el jardín. La mayoría de las mesas se encuentran en el exterior, en un ambiente fresco y agradable. La música es muy buena y a un volumen adecuado lo que permite la conversación y crea un ambiente relajado. El servicio es bueno sin ser destacado.
Los platillos presentan una bien lograda propuesta donde se nota el empeño que se ha dedicado al diseño del menú, la base es la comida mexicana tradicional con una tendencia a lo prehispánico creando una evocación a los sabores de la cocina de la abuela. Las porciones son buenas y el sabor es distintivo e interesante. Tienen una apuesta fuerte por el atole el cual es muy recomendable y los fans del café encontrarán una buena razón para visitar este lugar.
Los precios son razonables en proporción a lo recibido, también cuenta con estacionamiento propio. Eso sí, la salida del establecimiento en auto representa un verdadero reto aún para conductores con licencia tipo C.